Después de estar más de seis meses sin competir, este fin de semana comenzamos nuestra andadura en la liga, comienza la Primera Iberdrola.
Tod@s estamos deseando que llegue el fin de semana para jugar el primer partido del campeonato. Los nervios están a flor de piel, ya que han sido meses duros por esa larga espera, de incertidumbre… pero ningún contratiempo ha podido quitarnos la ilusión de continuar disfrutando de nuestra pasión. La pretemporada ha sido atípica: protocolos continuos en los entrenamientos, pocos partidos amistosos, limitaciones de tiempo, limitaciones de espacios… pero todo nos ha servido para reinventarnos, para buscar alternativas con el fin de seguir trabajando y mejorando, para hacer entrenamientos más individualizados y más específicos. En definitiva, hemos intentando sacar lo mejor de nosotros con el objetivo de que el fútbol femenino no retrocediera y todo el crecimiento que hemos tenido en los últimos años no se viera perjudicado.
A nivel particular, esta situación me ha servido para reinventarme, para buscar soluciones a todos los cambios que vamos a tener para esta nueva liga. Nos ha ayudado a crecer, a mejorar. Por todo ello, pienso que los equipos que mejor se adapten a esa incertidumbre serán los que al final de temporada estén luchando por sus objetivos deportivos.
Puede ocurrir que, como entrenadora, planteemos un partido y a última hora tengamos cambios y modificaciones causadas por el COVID, por lo que puede ser que se cambie el planteamiento del partido en función de las jugadoras disponibles para el mismo, que los entrenadores no vayan a los partidos… Por ello, debemos intentar adelantarnos a toda esa incertidumbre en cada entrenamiento.
Va a ser una temporada dura por esa incertidumbre que nos rodea con la pandemia; muy competitiva, ya que los equipos se han reforzado muy bien y eso nos va a permitir poder disfrutar de unas de las mejores ligas de fútbol femenino; ilusionante por conseguir los objetivos deportivos propuestos. En definitiva, vamos a poder disfrutar de una temporada atípica pero donde la ilusión por seguir mejorando y continuar creciendo va a estar por encima de cualquier otro aspecto.