En esta Supercopa de España, he vivido una montaña rusa de emociones. He vivido las dos caras de la moneda en cuanto a resultado.
Las emociones de los primeros días fueron muy positivas, con cosquillas en la barriga y con nervios por jugar la 1º semifinal de la misma frente al Logroño. Llegamos en buen momento deportivo, y aunque nos pusimos por detrás en el marcador, pronto conseguimos empatar durante la primera parte y en ese momento el equipo se quitó el peso de encima que tenía de la temporada pasada donde no pudimos disputar la final.
En la segunda parte el equipo fue a más y fuimos convencidas a ganar el partido. Lo vivido después del mismo, fue un momento de alegría, con muchas emociones y sentimientos donde te acuerdas de muchas personas. Además, conseguimos romper la racha negativa, en cuanto a disputar finales, que llevaba el Levante. Conseguimos que después de 13 años pudiera disputar una nueva final y luchar por un nuevo título. Nos llegaban mensajes ilusionantes de la afición, del entorno que nos rodea, pero todo lo vivimos con los pies en la tierra y disfrutando de lo que habíamos conseguido hasta ese momento, pero sin perder la perspectiva de poder luchar por un nuevo título.
Los días que vivimos en convivencia en Almería fueron muy buenos como equipo y la unión que demostró el equipo fue máxima. Y después de pasar casi una semana en Almería, llegaba el sábado, llegó el momento de la final.
En la final vimos la cara amarga del fútbol, la derrota. Lo dimos todo para intentar conseguir la victoria pero no pudo ser. Cuando terminó el partido, fui a saludar a los técnicos y jugadoras del Atlético de Madrid, porque lo que sí que tengo claro, es que siempre tenemos que tener presentes los valores que nos aporta el fútbol, y eso no lo podemos perder.
Cuando estaba el Atlético de Madrid celebrando el título, pensaba que el fútbol me ha dado más momentos de tristeza que de alegría, momentos que yo he utilizado para seguir mejorando y seguir superando baches, momentos que me han hecho más fuerte como entrenadora, momentos en los que he tenido muchos aprendizaje. Y sí, esa es nuestra vida. Caerse y levantarse, para volver a caerte y volver a levantarte.
Así que lo que sí tengo claro, es que de esta experiencia, seguro que sacaré un aprendizaje bueno y me hará mejorar. Y aunque tengamos momentos malos, si algo nos da nuestro deporte, es una nueva oportunidad en cada partido, así que pensando ya en el próximo rival y en las dos competiciones que nos quedan aún por jugar.