Como ya sabéis, el año pasado empecé a formar parte de Common Goal y este año continuaré aportando mi granito de arena. Es mi manera de colaborar con dicha organización para que la desigualdad entre hombres y mujeres vaya reduciéndose y, sobre todo, para que aquellas niñas y mujeres que no cuentan con los mismos medios en nuestro país tengan la oportunidad de poder estudiar, de poder formarse y, sobre todo, de poder jugar el fútbol. Nuestra misión, o así la considero yo, es que el fútbol llegue a todas esas niñas y mujeres, y a cuantas más mejor. Yo me siento muy afortunada por haber tenido esas oportunidades desde pequeña, por eso intento que todas las niñas las tengan.
Además, durante todo el año apoyo a numerosas causas solidarias en las que intento que el fútbol femenino esté presente en todo momento. Esto es una lucha de todas y, como tal, debemos actuar.
Pienso que desde marzo de 2020 estamos todos más concienciados con la solidaridad, ya que a nivel mundial hemos vivido y estamos viviendo momentos muy duros en los que todos ponemos de nuestra parte. En muchos momentos nuestra ayuda ha sido necesaria para un familiar, un vecino, un compañero de trabajo… y, de una u otra manera, hemos intentado ofrecérsela. Y eso es lo bonito de todo esto. Me siento en la necesidad de ser solidaria, ya que creo ser una afortunada por la vida que tengo. Mi trabajo es mi pasión, me siento querida por mi familia y por los míos… ¡qué más puedo pedir! Para mí la solidaridad es una forma de dar las gracias. Y como siempre me decían mi abuela y después mi madre: “Es de bien nacida ser agradecida”.