Superación. ¡Qué bonita es esta palabra pero qué trabajo cuesta conseguirla!
Me quedo con la foto que hemos puesto hoy porque en ella se representa a la perfección lo que para mí significa superación. Y es que en la temporada 2014-2015 quedamos campeonas de la Liga Nacional, pero en la fase de ascenso, en la última eliminatoria, nos ganó el Granadilla y ascendieron ellas en nuestro campo. Fue un palo muy duro. Ese día todo fue tristeza y lágrimas por parte de jugadoras, cuerpo técnico, trabajadores del club… Después de ese partido dimos las vacaciones para recargar pilas y desconectar de todo porque no habíamos conseguido ascender de categoría.
Recuerdo que, cuando empezamos la pretemporada, Ana Llamas y yo hablábamos mucho porque veíamos al equipo raro, con lágrimas en los ojos en cada entrenamiento. Las jugadoras no tenían esa alegría que a ellas les caracterizaba. Cuando corregíamos acciones del juego se les saltaban las lágrimas, hasta que un día dijimos: ¡¡¡BASTA!!!
Fue un punto de inflexión. Pusimos punto y aparte. Hablamos todas las personas que integrábamos el equipo y dejamos el pasado atrás, dejamos la temporada pasada atrás. A partir de ese día, no hubo ni uno más de lamento por no haber ascendido, sólo contábamos los días para seguir trabajando y mejorando, para que cuando llegara de nuevo la oportunidad la aprovecháramos; porque esa superación sí que dependía de nosotras mismas y así lo hicimos.
Conseguimos mejores resultados deportivos que la temporada anterior, nos convertimos en un equipo más fuerte dentro y fuera del terreno de juego, seguimos luchando todas unidas y al final… logramos el ascenso en la temporada 2015-2016.
En el fútbol cada fin de semana es una nueva oportunidad para seguir creciendo, mejorando, para no cometer los mismos errores, y eso es algo que debemos aprender con la experiencia. Siempre tenemos la oportunidad de superarnos día a día, partido tras partido, porque si al final conseguimos superarnos, la recompensa llega en forma de alegría.