María Pry, en las instalaciones del Ayuntamiento de Bormujos. Foto: Quico Canterla.

A sus 35 años, María Pry se dispone a vivir su 12ª temporada en los banquillos. Se dice pronto, aunque en realidad ella siempre lo tuvo muy claro: su sueño era ser entrenadora y disfruta de él cada día gracias a esa alforja cargada de ilusión, profesionalidad y valores que lleva consigo allá por donde va.

‘Compromiso. Esfuerzo. Superación’. Las palabras que se pueden leer en su web oficial y en sus perfiles en redes sociales definen perfectamente a María Pry (Sevilla, 1984), exjugadora y, en la actualidad, una de las dos mujeres que se sentarán en los banquillos de la Liga Iberdrola 2020/21. Colgar las botas a los 24 años no fue una decisión especialmente difícil. Aquella etapa que le hizo disfrutar con el balón en los pies desde niña dio paso al sueño, al reto, ser entrenadora.  

“Me siento muy contenta porque no todo el mundo tiene el privilegio de trabajar en lo que le apasiona. Para mí el fútbol no es un trabajo, es mi pasión, mi forma de vida, de ahí que esté muy agradecida a todos los clubes que me han dado la oportunidad. Esta va a ser mi decimosegunda temporada en los banquillos. En todas se aprende: aquella María Pry que comenzó muy joven en un equipo infantil compaginando su carrera como jugadora; después en un filial con niñas muy, muy jóvenes; pasar más tarde a Primera con el Sevilla y descender, subiendo al año siguiente… El fútbol me ha demostrado que puedes pasar de un estado anímico muy bueno a otro negativo por los resultados, pero me da la tranquilidad de saber cuál es mi camino, de saber a dónde quiero ir, y esa también es la recompensa de llevar doce temporadas seguidas entrenando. Creo que tengo una identidad clara. La forma en que yo entiendo el fútbol y la gestión del vestuario identifican a los equipos, justo lo que los entrenadores queremos”, cuenta María en las instalaciones deportivas del Ayuntamiento de Bormujos (Sevilla), donde reside cuando la competición se lo permite. Para ella, sus raíces están impregnadas de sentimiento e inspiración. Como la arena y el azul del mar de la Playa de la Fuente del Gallo, en Conil de la Frontera (Cádiz). 

María Pry dirige al Levante, tercer clasificado en la pasada Liga Iberdrola y candidato a los puestos de Liga de Campeones. Sin embargo, llegar a cotas altas (entre otros logros, fue elegida Mejor Entrenadora en 2018) no le ha hecho perder la esencia de aquella niña que comenzó jugando al fútbol con 14 años en el Castilleja y tuvo que demostrar muchas cosas por el camino. “De aquella María Pry queda el ser fiel a sus ideas, el ser una chica de barrio, de pueblo, humilde. Siempre he sido así y así seguiré siendo. Sobre todo, queda una chica muy familiar y a la que le gusta disfrutar el tiempo con sus amigos. Para mí, ese camino, más que por mis amigos o mi entorno en la infancia, fue más… por mi madre. Estuve nadando hasta los 14 años y cuando le dije ‘Mamá: quiero jugar al fútbol como federada’… Hasta entonces jugaba con mis amigos, en el colegio. Recuerdo que vivía en una manzana formada por bloques de pisos con un parque en el centro y en cuanto terminábamos los deberes, ya era: “¡María, María!”. Yo no he sentido discriminación negativa por parte de los niños. Siempre me he sentido muy arropada. ¿Que después te encuentras con personas que te hacen comentarios, sobre todo cuando eres más joven? Sí, pero nunca me he sentido discriminada por ser mujer a la hora de jugar. Después, José Ignacio, que era entrenador del Bormujos, me dijo que me fuese a jugar con ellos. En ese momento, mi madre me decía que no, que tenía que nadar, pero con el tiempo ella se convirtió en una fan incondicional mía”, cuenta.

Por aquel entonces, el fútbol femenino no era lo que es hoy en día. La sensación de ser pioneras estaba ahí en cierto modo.Fue el primer equipo femenino de ese pueblo. Siempre tenías la sensación de poder ir rompiendo muchas barreras para las personas que vienen detrás, ya sea como jugadoras, entrenadoras o desarrollando cualquier otro trabajo en el fútbol. Antes era impensable que una mujer pudiera desempeñarlo y hoy en día esos puestos ya se van ocupando”, explica.

Muchas niñas se plantean en algún momento si dar o no el paso de luchar por ser futbolistas profesionales, de formar parte del mundo del balompié. ¿Qué les dice María? “Yo les digo que las mujeres deben ser felices con lo que hagan. Si eligen el fútbol, debemos ayudarlas para que no encuentren trabas ni por parte de su familia ni de su entorno. Las trabas nos las encontraremos solas. Tienen que luchar todo lo que puedan por realizarse como jugadoras, entrenadoras, fisioterapeutas… Venimos demostrando estar capacitadas para ser entrenadoras, presidentas de clubes, algo que antes era impensable. Ya no se nos ve como un elemento de intrusión por falta de capacidad. Cada vez más estamos dejando claro que podemos ocupar esos puestos y, además, por nuestra capacidad”, sostiene.

La responsabilidad de decir “estamos aquí y capacitadas”

Buena prueba de esa capacidad es que la propia María tuvo el pasado año una oferta para dirigir a un equipo masculino. “Recibí la llamada de un club madrileño de Tercera, con un proyecto para ascender, pero yo ya tenía un compromiso con el Levante y eso estaba por encima de todo. Pero esa llamada fue como decir: ‘¡Ya hay equipos que se interesan por mujeres!’. Para mí fue beneficioso y gratificante esa llamada, comprobar que se van rompiendo barreras”, cuenta con humildad pero sabedora de que aquello fue un pequeño gran paso.

‘Es mi responsabilidad que el día de mañana otras mujeres quieran ser entrenadoras’, dijo María en cierta ocasión. Por ello, quizá su gran legado es transmitir una idea clara: ‘Se puede llegar hasta aquí, luchad por ello’. No hay camino fácil, pero ella está contribuyendo decisivamente a allanarlo. Muchas veces me preguntan si soy un referente para las entrenadoras y, seguramente, para los entrenadores. Yo sí creo que tengo un papel fundamental en esa responsabilidad por el hecho de que la pasada temporada la comenzamos Irene y yo, y la terminé yo; la anterior estuve sola; la otra, con Mila… Ver cómo van llegando compañeras y al final eres tú la que se mantiene… Sí siento que tengo esa responsabilidad de decir: ‘Estamos aquí, nos queremos quedar, estamos capacitadas’. Es verdad que a las mujeres que ocupamos un banquillo se nos mira con lupa, debemos demostrar continuamente esa valía”, señala.

El estatus que ha alcanzado María Pry como entrenadora y esa responsabilidad pueden ser un granito de arena en la lucha por la profesionalización del fútbol femenino. “Nos queda mucho por crecer. Si lo comparamos con aquel fútbol que yo jugaba, la distancia es de años luz. Incluso ha habido una revolución respecto a las últimas temporadas, pero queda mucho por hacer. Ese crecimiento es el que hará que el fútbol femenino sea más profesional. No depende sólo de firmar o no un convenio ni de que cobres equis dinero. Para mí, ser profesional va con la personalidad y en cómo te muestres con el deporte que practiques”, opina sobre este gran reto.

Pero no todo es luchar por conseguir éxitos deportivos. María tiene también una marcada vocación docente. Tanto desde el banquillo como en las charlas y  conferencias en las que habitualmente participa defiende la trascendencia de inculcar valores.Para mí es fundamental. Incluso cuando yo era la responsable de la sección femenina del Betis lo teníamos muy claro: somos deportistas, formamos a deportistas y formamos a personas. Yo quería que las jugadoras fuesen educadas, que jamás me dieran una queja cuando iban con la selección, el tema académico… No queríamos que cuando cruzaran la puerta del vestuario olvidasen los valores que les transmitimos. Todo era para que entendieran que esta es una vida muy buena, pero deben seguir creciendo. Muchas aspiran a ser profesionales y, al igual que sucede con el fútbol masculino, no todo el mundo lo consigue, pero sí todas deben ser personas”.  

Marca personal y web propia para llegar más y mejor 

Fruto de esa profesionalidad y del deseo de transmitir esos valores que defiende nació la idea de crear su propia marca personal y tener una web oficial. Gracias a ello, toda persona que lo desee puede conocer el día a día de esta entrenadora e incluso interactuar con ella. Cercanía, en definitiva. “La idea surge gracias a Reyes Bellver. Un día tuvimos una conversación y ambas concluimos que todo el mundo conocía a María Pry como entrenadora pero no sabía qué más hay detrás. Y como para mí también es importante ese desarrollo personal, creamos ese logo nombre (MPry) para que todo el mundo supiera qué es. Se identifica mucho con mi personalidad: es sencillo y, a la vez, fuerte porque todos tenemos nuestro carácter. También creamos la web (mariapry.com) para que, entre otras cosas, toda persona que se sienta identificada conozca algo más de mí. Muchas personas piensan que María Pry es mi nombre, cuando en realidad es un apodo futbolístico. También queríamos que conocieran la faceta de María del Mar -su nombre real- como persona y de María Pry la entrenadora”, explica.

Algunas de estas iniciativas son pioneras dentro del mundo del fútbol femenino.El logo nombre es algo que tienen muchas jugadoras, pero pocas cuentan con web propia. Creamos también la página para decir ‘aquí estamos, ¿qué queréis conocer de mí?’, para interactuar con las personas, para que nos pregunten, para hablar del día a día. Yo, desde mi parcela, también he retomado mi actividad en las redes sociales para ser más profesional. Todo ello está teniendo una gran utilidad para seguir creciendo y para que se siga identificando a María Pry. Estamos muy contentas. Al final tienes que ponerte en manos de profesionales. Las cuatro personas que están llevando este tema, Reyes, Mónica, Gio y Atalía, lo están dando todo. Para ellas también es una manera de ver que su trabajo tiene recompensa. Yo estoy muy contenta, con el cómo se está haciendo y con la forma en que estamos llegando a las personas, demostrando que soy entrenadora de fútbol pero también una persona cercana con la que se puede hablar”, afirma. 

Esas iniciativas permiten, entre otras cosas, conocer sus impresiones en vísperas de una temporada incierta pero, a la vez, de gran importancia. La apuesta de las televisiones por el fútbol femenino, la irrupción del Real Madrid, los ecos del último Mundial… “Para mí, la temporada en que debimos habernos consolidado fue la pasada. Era la posterior al Mundial, el cual marcó un antes y un después. Tuve la suerte de ejercer como comentarista en Gol, cuyo empuje con la retransmisión de los partidos fue muy positivo. Todo esto está dejando claro que en España debemos seguir creciendo, que la implicación de los medios es muy importante y que es momento de dejarnos de guerras y ponernos a trabajar por un mismo objetivo. Actualmente hay mucha incertidumbre a causa del COVID-19, pero, si hay algo claro, es que en el fútbol femenino siempre nos reinventamos. Y espero que así sea, porque, de lo contrario, viviremos una situación muy delicada”, indica. 

Grandes retos en un clima de incertidumbre

Para ello, nada mejor que ir dando pasos firmes. En el caso de María, desde su lugar como entrenadora del Levante.Yo llegué al club sabiendo que el objetivo era clasificarnos para la Champions. Fuimos terceras, igualando la clasificación de la temporada anterior y recortado distancias tanto al Barcelona como al Atlético. El objetivo es ir a la Champions, aunque en una competición más dura. La llegada del Real Madrid hará que otro club importante luche por ello, vamos a tener una liga más larga con 18 equipos y hasta mediados de junio estaremos compitiendo… Además, con la incertidumbre de que en algún momento el coronavirus pueda afectar a la plantilla. En cualquier caso, tenemos un clima de trabajo muy bueno y vemos todo desde un punto de vista positivo”, dice María.

Retos, en definitiva, ambiciosos de cara al nuevo curso que la sevillana intentará alcanzar de la mano de sus valores, de esos principios que le han inculcado desde niña. Y es que, para ella, su gran meta es que el día de mañana le recuerden como “una buena persona”. “Lo tengo claro. Puedes ganar o no un título, pero el mejor que puedes lograr es que te recuerden como una buena persona; es el mayor que podemos conseguir los entrenadores. A día de hoy, al igual que hay jugadoras con las que puedes tener más o menos afinidad, que piensan que merecen disfrutar de más minutos, también hay muchísimas a las que te encuentras por los distintos campos y te dicen: ‘Pry, te echo de menos en esto’. Echas tu vista atrás y ves que le has aportado cosas positivas. Sin duda, el mejor trofeo que puedo lograr es que me recuerden por ser una buena persona”.

Entrevista y foto especialmente realizada por Quico Canterla Gómez.